Estas son las danzas que contarán historias en el Bando como espejo de identidad

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El próximo 13 de noviembre el sonar de tambores retumbará en las calles de la Heroica mientras una multitud eufórica se agolpará sobre la avenida Santander para apreciar una desbordada  riqueza creativa convertida en colorido, música, bailes y danzas que reflejan identidad cultural.

Cartagena de Indias, 11 de noviembre de 2025.  Bajo el sol ardiente del Caribe, nativos y visitantes vibrarán con los ecos de una tradición que renace cada noviembre: el Desfile de las Fiestas de Independencia, popularmente conocido como “El Bando”,  un encuentro donde el cuerpo se convierte en memoria, y cada danza cuenta la historia de un pueblo que aprendió a resistir y a celebrar bailando.

Entre espectaculares carrozas, la presencia de danzas, comparsas y disfraces harán del desfile una coreografía de memoria colectiva. En lo que corresponde a danzas, 37 agrupaciones inscritas recorrerán  las calles representando a 10 de estas expresiones culturales que evocan siglos de historia condensados en ritmo, color y movimiento. Cada una encarna una raíz, una historia, es la forma de hacer alusión a la libertad desde el arte.

La presencia dancística en el desfile, organizado por la Alcaldía Mayor de Cartagena, el Instituto de Patrimonio y Cultura (IPCC) y Corpoturismo, fue rigurosamente seleccionada mediante convocatoria pública y un proceso de curaduría que garantiza no solamente  riqueza  creativa en sus coreografías y vistosidad de sus atuendos, sino también  contenidos  de profunda identidad cartagenera y Caribe.

Como una forma de aportar a la comprensión de propios y visitantes sobre lo que representan estas expresiones, expertos maestros de la danza  y el folclore, con una trayectoria de décadas en la investigación creación y dirección de reconocidas agrupaciones,  como Édison Ahumada, Dixon  Pérez y Roslyn  Benítez, quienes fungen como asesores en el área de cultura del IPCC, entregaron información, conceptos y opiniones para reseñar las danzas que se tomarán las calles de Cartagena durante el Bando:

El Bullerengue: nacido en los pueblos afrodescendientes del Caribe, es el canto ancestral de las abuelas que usaban el tambor para narrar la vida y resistir el olvido. Sus faldas amplias, sus pañuelos y collares coloridos anuncian que la herencia africana sigue viva en el corazón de la ciudad. Cuando suena el bullerengue en el Bando, se levantan los espíritus de María La Baja, Palenque y Puerto Escondido: es la voz del origen.

Desde los campos de Bolívar, Sucre y Córdoba llegan las Danzas de Laboreo, Gaita y Pilanderas, donde la música acompaña las faenas agrícolas. Con gaitas, tambores y maracas, los campesinos celebraban la cosecha, agradecían la abundancia y compartían comunidad, representados ahora en hombres vestidos con Liquiliqui, sombrero vueltiao y mochilas, y mujeres con  trajes floridos, pañoletas y balays (recipientes para recoger granos), que se alzan como símbolo de gratitud y homenaje a los cultivadores de la tierra.

La Cumbia, el Porro y el Fandango, llevan la alegría campesina al corazón urbano. Fusionan la herencia indígena, africana y española en una danza elegante y vibrante, donde las faldas giran con fuerza y las velas alumbran la tradición. Cuando suenan los metales de la banda pelayera, Cartagena entera se vuelve un solo cuerpo celebrante.

El Son de Negro es una danza de resistencia y orgullo. Surgida entre las comunidades ribereñas del Canal del Dique, narra la historia de quienes, pintados de negro brillante, expresaban su libertad con gestos y tambores. Hoy, sus movimientos intensos siguen proclamando dignidad, y su presencia en el desfile recuerda que la independencia también fue un acto de emancipación afrodescendiente.

La Danza del Baile negro, inspirada en los ritmos del Son de Negro y del Son de Pajarito, evoca la sanación colectiva a través del cuerpo. Sus faldas coloridas, turbantes y collares campesinos simbolizan fuerza, vitalidad y conexión con el territorio. Es la prueba de que danzar también cura, une y transforma.

Desde África hasta los barrios de Cartagena, la Danza de Descendencia Africana, influenciada por el soukous, el kwaito y la rumba congolesa, enlaza las raíces del continente madre con la modernidad caribeña. Lo que fue resistencia en Soweto o Kinshasa, hoy es alegría en El Pozón, Olaya y Nelson Mandela. Los jóvenes la bailan como declaración de orgullo y afirmación identitaria: África vive en sus movimientos.

La teatral Danza de los Gallinazos, nacida en Cartagena en 1919, es una sátira social que combina teatro, humor y simbolismo. Con sus máscaras, alas y personajes, el Rey Gallinazo, la Laura, el Cazador, representan la eterna lucha entre la vida y la muerte, y la capacidad del pueblo para reírse de su propia historia. En los desfiles novembrinos, su vuelo es alegoría de libertad.

El colorido también tiene su rostro en la Danza del Capuchón, ícono del anonimato festivo. Surgida como una forma de esconder el rostro para gozar libremente las fiestas, el capuchón se convirtió en símbolo de alegría sin prejuicios. Los trajes con los colores de la bandera de Cartagena, amarillo, rojo y verde, recuerdan que la fiesta es, ante todo, expresión de identidad.

La Danza de origen Palenquero adoptada de Cuba, inspirada en el sexteto palenquero y el son guantanamero. Es una danza de resistencia, amor y naturaleza, donde cada golpe del bongó y cada verso cantado son homenaje a la libertad del primer pueblo libre de América. Su presencia en el Bando es un puente entre África, el Caribe y Cartagena.

Y, finalmente, la Danza Urbana y Contemporánea, es expresión de las nuevas generaciones. Nacida en los barrios y en los parques, fusiona el hip hop, el breakdance y la danza afro contemporánea. Es el lenguaje  de la juventud que sueña y crea desde la calle. En el Bando, su presencia confirma que la cultura cartagenera evoluciona sin romper con sus raíces: el pasado dialoga con el presente en cada paso, en cada salto.
 

Cartagena danza su identidad

En opinión del Alcalde Mayor de Cartagena, Dumek Turbay, “El Bando 2025 no solo celebra una fecha: celebra una forma de ser y de sentir, porque aquí, la independencia no solo se conmemora, también se danza. Por eso reafirmamos el compromiso con el fortalecimiento de las manifestaciones artísticas y culturales que mantienen viva la identidad  cultural de la ciudad”.

Por su parte, Lucy Espinosa Díaz, directora del IPCC, sostiene que “el Desfile de Independencia no es solo un evento festivo: es un relato colectivo en movimiento. Es la ciudad mirándose en su propio espejo cultural, reconociendo su historia y proyectando su futuro. En cada tambor, en cada giro y en cada sonrisa se celebra el poder transformador del arte y la memoria”.

Expertos opinan

Roslyn  Benítez Bellio considera que las danzas son la columna vertebral del Desfile de la Independencia, pues “no solo representan esa cartagenidad que se vive en los barrios populares, sino que además  muestran la riqueza cultural de nuestro país. “A través de las danzas, se crea una conexión con la historia, se honora a los antepasados y lo más importante, une a comunidades enteras en torno a una celebración que más allá de ser un festejo popular representan la esencia del cartagenero”.
 

Edison Ahumada destaca que “las danzas representan el alma popular y la memoria viva del pueblo cartagenero; la herencia afrodescendiente que dio origen a las expresiones festivas de la ciudad; la continuidad de la tradición, transmitida de generación en generación, y una forma de gritar al mundo: ¡aquí está el pueblo, con su ritmo, su historia y su poder cultural”!

Fin del comunicado No. 1.881

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